viernes, agosto 11, 2006

Haedo: La ciudad que sembró el tren

El 1º de Agosto de 1886 inauguraron la estación y nació el poblado. El lugar creció marcado a fuego por el ferrocarril y sus talleres. Y llega al 120 aniversario en plena recuperación del viejo anden, un sitio clave en la identidad de su gente.

Del primer tren a la actualidad

Aquel 1º de Agosto de 1886 la locomotora resoplo su primera frenada en la estación y dio a luz a un poblado. El 1º de Noviembre de 2005, una nube de humo y el fuego en el viejo anden conmovieron la ciudad. Entre aquel primer hecho histórico de Haedo y este ultimo, ocurrió la inmesindad de cosas que caben en 120 años. Y en ambos acontecimientos, el fundacional y el mas reciente, está el ferrocarril. Así es la historia de Haedo: atravesada por el tren, de punta a punta. También su geografía, partida en cuatro por los rieles. Hasta su nombre: lleva el de un ingeniero uruguayo (Mariano José) que dirigió el ferrocarril en el siglo 19.
Durante años los trenes habían pasado por aquí sin detenerse, hasta que en 1881 las compañías inglesas sugirieron tender un ramal que fuera de este punto hacia Mármol y La Plata, uniendo en Oeste con el Sur. Así el lugar se convirtió en un punto estratégico para los negocios. Y pronto llego la estación. Hacia 1889, año en que el Gobierno provincial autorizo la fundación del pueblo (el 1º de Noviembre), empezaron a rematarse tierras. Apellidos como Lynch, Ramos Mejia, Boedo, White y Basso, entre otros empezaron a escucharse en esta zona que iba sumando quintas, huertas, viveros y hornos de ladrillo, siempre con el silbido de las locomotoras de fondo. Las familias de apellido convivían con los trabajadores de los talleres que los ingleses trasladaron desde Caballito, con sus grandes galpones. El 2 de Febrero de 1902 Pedro Berruet se convirtió en el primer bebe anotado en el registro civil. Y el 25 de ese mes, Rosa Capdevila y Antonio Cristian conformaron el primer matrimonio. En 1909 los talleres fueron modernizados y tomaron mas empleados, quienes empezaron a establecerse en la zona. Pronto fueron suficientes como para necesitar una incipiente comercio. También para crear espacios para encontrarse, como los clubes Brisas del Plata, Juventud del Oeste, El Trébol Haedo Junior, Motociclista del Oeste, Fútbol, Tenis, Básquet o riñas de gallo y carreras de motos con sidecar eran excusas para reunirse. Ya no alcanzaban los dedos para contar los casamientos en la Sagrada Familia. Aquellos primeros habitantes soportaron las inundaciones de Junio y Julio de 1914 y a la vez vieron el maravilloso espectáculo de la nevada de 1918, única e irrepetible como la lluvia de cenizas de un volcán mendocino que cayo en 1920. Las calles Constitución y Caseros exhibieron los primeros pavimentos, hacia 1926. Para 1936 hizo falta una comisaria en Tacuary 690. Se consolida el desarrollo que transformó los alrededores de Buenos Aires, Haedo no fue la excepción. Las chimeneas de la ciudad ya no eran patrimonio de las locomotoras, el Sarmiento ya era eléctrico. En 1941, por ejemplo, abrió sus puertas en el lado norte La Cantabrica. En torno a esa fabrica el tiempo iría trayendo otras, no menos emblemáticas: Cerámicas Haedo, Eternit, Deutz, La fuerza de la industria tuvo su paralelo en un estado presente y activo, en especial entre 1936 y 1940, cuando don Manuel Fresco, vecino de Haedo, fue gobernador de la Provincia. Pavimentando, arbolando veredas y alumbrando llegaron para modernizar las calles con una velocidad que en la actualidad resultaría envidiable. También mejoraron escuelas y plazas y en 1938 comenzaron a hacer el hospital Guemes.
Los años de expansión llevaron al pueblo a sacar chapa de ciudad, según lo decidió un decreto del 30 de Noviembre de 1964. Haedo seguía creciendo. En 1962 había abierto el cine Gran Rex, nuevo punto de referencia céntrico, en el 69 llego Gran Tia, un autentico hipermercado en tiempos en los que esa palabra ni existía, y al que venían a comprar de todos lados. Poco a poco, el transito comenzó a ser un problema y el tren cuando no mucho tenia que ver con ello. Hubo que esperar hasta 1984 para que hicieran un túnel que agilizaran el cruce de vías, en Estrada – Juan B Justo. Por entonces, los talleres ya no eran lo que habían sido, pero seguían en marcha. Recién en los 90 cortarían la actividad. Pero la ciudad ya estaba grande y seguiría caminando sola, con los vaivenes de una época no siempre favorable, pero con el empuje de sus vecinos. Los mismos que vivieron con dolor la destrucción de la estación y que hoy están cerca de recuperarla. Los que cada día protestan los mil atrasos del tren y a la vez reconocen una marca de identidad en esas vías que hace 120 años sembraron esta, su querida ciudad.

Fuente: Diario Clarín 03/08/2006
Suplemento especial Haedo 120 años
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